El verano fue un poco caótico para
nosotras; la playa, la piscina y las noches en el parque de nuestra urbanización.
Cuando ya llegaba la hora de dormir, estábamos tan agotadas y ya no quedaba sitio para los cuentos antes de dormir.
Ahora llevamos ya unas semanas con la
vuelta a las rutinas, el cole, acostarse pronto y como no, hay cuentos antes de
dormir.
Tenemos cuentos de leer y otros, que son
los clásicos, para contar con la luz apagada. Te digo, cuales son los dos
absolutos favoritos que contamos casi todas las noches.
Caperucita Roja y el lobo feroz
Hay una versión de este cuento con los
juguetes en Youtube que tiene una final inesperado y feliz para todos. El lobo
al final no es malo y no se come a la abuela ni a la Caperucita y todos acaban merendando
en el jardín. Además, el cuento tiene una canción que habla de cómo es la casa
de la abuela y mientras cuento el cuento, también la canto. Así es mucho más divertido.
Puedes ver el vídeo aquí:
El otro cuento que no puede faltar y me
gusta siempre versionar, cada vez que lo cuento, le añado algún detalle, le
cambio algo, para que no me aburra contando lo mismo una y otra vez, es
Los tres cerditos
Me encanta este cuento, y hay una buena
moraleja también. Los cerditos en mi país tienen nombres: Nif-nif, Naf-naf y
Nuf-nuf.
Hace poco compré un librito de texturas de
este cuento para Leire y le rechifla. Las casas tienen cada una texturas y el lobo tiene pelo. Es un libro-juego, al lobo se puede meterle en la chimenea y de ahí se cae a una olla. Es muy
chula. Aunque está pensado para niños más pequeños, mi hija se divierte mucho
con este libro.
Puedes comprarlo aquí:
¿Qué cuentos contáis con la luz apagada? ¿Te
gustan los clásicos? Cuéntamelo en los comentarios. 😊
Hace algún tiempo descubrimos a la Bruja Brunilda y el pequeño dragón de Valerie Thomas en la biblioteca y nos ha hechizado. A mi niña las historias de brujas le encantan y a mí me ha dejado alucinada las ilustraciones de Korky Paul.
Luego me di cuenta que es una colección de libros, hay un montón de historias de Bruja Brunilda, de la Editorial Blume. Son historias cortas y divertidas para leer a partir de 3 años.
En “La Bruja Brunilda y el pequeño dragón” ocurre que tras unas rutinas de ir a la cama un poco asquerosas de la bruja, cuando la bruja Brunilda y su gato Bruno se han quedado dormidos, alguien intenta entrar a su casa. El gato va a ver quién es y se da un buen susto con el pequeño dragón que está intentando entrar por el agujero del gato. Se arma un buen lío en la casa de Brunilda. ¿Cómo encuentran a su mamá?
Las ilustraciones Korky Paul son increíbles, hay arte en cada centímetro cuadrado, combinando la acuarela y tinta, ayuda a meterse en el día a día de la Bruja Brunilda de lleno, hay cantidad de detalles que a primera vista quizás no te das cuenta, podemos estar mucho tiempo observando la misma hoja para ver todo lo que hay dentro de la casa de Brunilda.
Durante el confinamiento nos quedamos cortos con la biblioteca de nuestra casa, era ya hora de renovar los libros que tenemos en casa. Sin duda le compré dos libros más de la Bruja Brunilda, “La Bruja Brunilda y la alfombra voladora” es ahora nuestro favorito.
Brunilda siempre ha querido tener una alfombra voladora y para su cumpleaños sus hermanas le han regalado una de estas, pero es un desastre de alfombra, hay que ver todas las cosas que les pasan a Brunilda y su gato por culpa de dichosa alfombra, nos partimos de risa literalmente.
Y el otro libro se llama Brunilda y Bruno y habla de cómo es la casa de Brunilda. La casa de Brunilda es toda negra y su gato Bruno también. Por esto, cuando Bruno se duerme la siesta en casa, no se le ve y Brunilda se tropieza continuamente con él. Así que la bruja Brunilda hace de nuevo uso de su varita mágica. Me encanta los chorretones de colores que salen de la varita cuando hace magia. Y Bruno ya no es negro, sino que de colores. Pero esto no le hace nada feliz a Bruno y Brunilda tiene que encontrar otra solución.
Las guardas de estos libros tienen dibujos muy chulos de los niños de diferentes países que han colaborado, me parece que son dibujados con tizas de colores en la pizarra negra.
Así que nosotras también, al terminar los cuentos, hemos hecho nuestro dibujo en la pizarra. El dragoncito ha quedado muy mono.
Espero que te haya gustado mi breve reseña y no olvides de compartirlo con quién crees que le vaya a ayudar.
Hoy
quería hablar de las “tareas”, aunque ya escribí un poco en mi
primer post de Encerrados
por el virus sobre las actividades que hemos estado haciendo en
casa.
La
verdad que yo nunca he sido muy fan de manualidades cuando era
pequeña, me gustaba más el dibujo que de recortar y pegar.
Desde
el primer día confinamiento empezamos con pequeñas actividades por
nuestra cuenta. Propuse en el grupo de padres y madres del cole de
compartir allí las actividades de nuestros hijos para así apoyarnos
mutuamente, dar ánimos y también coger ideas. Fue un acierto y nos
ha servido esto durante el primer mes de confinamiento.
Luego
ya llegó el blog del cole con las propuestas de la semana y
empezamos a enviar nuestros “trabajos” a la profe por Telegram,
empezamos a tener unas rutinas ya más marcadas de qué habilidades
hay que trabajar, un montón de propuestas de trabajo muy chulas.
También
recibimos cada semana cuentos contados por las profes que nos ha
venido muy bien, porque los nuestros los tenemos ya requeteleídas y
no había forma de comprar más. Aunque a Leire le gustan mucho más
los cuentos en papel y yo también prefiero antes de dormir leerle un
cuento en papel de toda la vida. Ya hay mucho uso de pantallas en mi
casa y por mucho que intento reducirlo, nos cuesta mucho. Cada vez
que se aburre un poco, va y enchufa la tele y se queda tan pancha en
el sofá. Creo que no me quedará otra que “sabotear” la tele, le
quito la antena y diré que la tele se ha recalentado o algo. :)
Volviendo
a las tareas, la verdad que he disfrutado como una enana haciendo
“deberes” con Leire de 4 años.
A
esta edad es muy importante trabajar la motricidad fina. Hay cantidad
de juegos chulos de motricidad fina y hemos probado unas cuantas.
Por
ejemplo, un día cogí una huevera de huevos de codorniz que tenía
por casa y saqué una bolsita con perlas que he ido guardando de las
pulseras rotas. Tengo un montón y de diferentes colores. ¡Y ha
ocurrido un milagro, se puso a sortearlos por colores y tamaños ella
solita y así durante una hora había paz y silencio en casa!
Yo
me quedé patititusa cuando la vi con el trabajo casi terminado y tan
concentrada que salí de ahí a hurtadillas.
Usamos
mucho el cuentagotas. El ejercicio del cole consistía en poner en
cada hueco del lego una gota. Como le gustaba tanto el juego con
cuentagotas, no ha parado de hacer sus “pócimas contra el virus”,
mezclando colores, ingredientes de cocina que me va robando a
escondidas y luego pasando con cuentagotas de un sitio a otro.
También
hemos hecho “dibujos mágicos”, se hace con el papel de cocina.
Necesitas un rotulador permanente negro y rotuladores de colores.
Haces el dibujo con el marker negro en una parte, doblas la hoja por
la mitad y por debajo dibujas los colores. Al mojar el papel se
“colorea” solo.
La
plastilina no ha podido faltar, hemos creado un huerto de plasti
encima de una plancha de lego, plantando hasta semillas de lenteja
que luego regábamos con el cuentagotas.
Cuando
agotamos la plastilina, probamos hacer plastilina casera. Bueno, el
resultado no fue tan chulo como en la receta. Tampoco tuve en casa
colorante. La próxima receta que probamos era la pasta de sal. Es
muy fácil, solo hay que mezclar una cucharada de sal fina, dos
cucharadas y media de harina de trigo y dos cucharadas de agua. Así
sale una cantidad justa y necesaria. Esta vez fui más creativa y usé
acuarelas para teñir las partes de la masa en cinco colores
diferentes. Me gusta más esta textura. Luego para que se conserve,
es mejor meterlo en el tupper y guardarla en la nevera. Así se puede
usar muchas veces. Jugamos a la panadería, hicimos panes, pastas y
bollos de todo tipo, decorando con unos toppings que tenía en el
armario caducados. Y también hicimos figuras, como esta flor, unos
relieves usando conchas, etc.
Al
final, el confinamiento ha sido para mí como una prueba de
creatividad. Todo lo que encontraba en la cocina valía para algo.
Los macarrones y lentejas para hacer series, jugar a la cocinita.
También usamos arroz, cubrí el fundo de una caja de zapatos suya
con arroz y la usamos como pizarra. Bueno, de allí el arroz fue
viajando a diferentes cacharritos y acabó por todo el suelo. Esto es
inevitable. Preparate la escoba si dejas tus hijos jugar todo esto.
(Mientras escribo, pienso que me faltan los emoticonos, usaría mucho
de este con riendo con lágrimas en los ojos.)
¿Qué
más?, dibujos con la técnica de arrancar papeles de colores y
pegando. Copiamos el dibujo de su vestido de sandías, añadimos unas
nubes, una zanahoria y aprovechamos también repasar el vocabulario
en inglés, un poco de escritura. Me encanta mezclar diferentes
habilidades en la misma actividad, así matamos varios pájaros de un
tiro.
Desde
el cole nos mandan actividades lógicas, por ejemplo de asociar
cantidades con números, ejercicios de repetir los colores en un
orden y las direcciones, las simetrías.
Los
que más nos han gustado son estos. Una huevera que hemos pintado con
acuarelas cada hueco de un color, luego ponerle los números con el
rotulador y llenarlo de cositas pequeñas como perlas o botones.
O
este con lápices de colores y flechas, ha sido muy guay.
Y
ésta que había que repetir las formas y colores que venía en el
papel.
He
dibujado estas cartas, luego se juntan el dibujo con el número
correspondiente y después hemos dicho lo que hay en el dibujo en
castellano y en inglés. Leire por su propia iniciativa también lo
dijo en valenciano, lo cual me alegra. Así repasamos a la vez el
vocabulario.
Algunas
actividades me han enviado desde el cole y no hemos hecho por falta
de tiempo o porque no le enganchaba y otras he ido encontrando en
Instagram. Aquí te dejo unas de cuentas de Instagram que yo sigo y
que publican actividades muy divertidas y útiles: @aprenderconellos,
@hechoparapekes
y @_lorena_oh.
Para
trabajar el inglés, hemos estado utilizando el app de Lingokids que
está muy bien y entretenido. El progeso se nota un montón. Y
además, como yo estudié magisterio musical, cantamos canciones en
inglés con el ukelele.
Espero
que os haya servido y que disfruteis el tiempo con vuestros peques
haciendo actividades. Pero ojo, siempre cuando ellos estén
predispuestos. No sirve de nada obligarlos cuando no tienen ganas de
hacer una concreta actividad. Cuando a Leire no le apetece hacer
alguna actividad que requiere mucha concentración y de estar quieta
y veo que necesita despejarse o moverse, me invento sobre la marcha
alguna otra que encaje mejor con su estado de ánimo y con las
necesidades de movimiento que tiene.
¿Qué
tal con los deberes y tareas en casa? Nada me haría más feliz que
leer vuestros comentarios. Y no olvides de compartirlo con tus amigos
que necesiten estos consejos.
Hoy tengo en mis manos un libro de cómic Ana y Froga, de la autora francesa Anouk Ricard.
Edad: a partir de 5 años en adelante, también para adultos amantes del cómic.
Editorial: Blackie Books, S.L.U.
ISBN: 978-84-938817-3-3
Como el confinamiento dura y dura, en casa seguimos teniendo los libros de la biblioteca que nos han venido de perlas.
Este libro lo cogí más bien para mí, pensando que para mi niña de cuatro años igual no le va a enganchar, pero nos está gustando a las dos.
Este libro de cómics es genial, muy divertido, con humor un poco absurdo, tiene ironía y los giros inesperados en la historia.
El estilo de las ilustraciones es simplista, con colores vivos y también me gusta la letra tipo handwriting que hace fácil la lectura para los niños que recién han aprendido a leer.
Las historias de Ana y Froga tiene cuatro tomos, el que tengo en casa es el número 1.
En Francia se publicó la primera vez en el año 2004 y saltó a la fama gracias a la revista Capsule Cosmique, y en 2012 la autora recibió el premio al mejor cómic francófono en el festival Gallimard, a arte de otros premios que consiguió por su obra.
El libro contiene varias historietas que sacan la risa floja a cualquiera, se puede sacar el humor de las cosas asquerosas por ejemplo que pasa en la primera historia “¿Quieres un chicle?”
Ana es un poco tímido, pero sus inseparables amigos son una pandilla de pringados, cada uno con sus defectos, creando así situaciones cómicas, peligrosas y vergonzosas en cada paso.
Me gusta el lenguaje coloquial que se usa, seguro que ésta es una de las claves de éxito para llegar al publico juvenil.
Tengo ganas de más, voy a intentar conseguir los tomos II y III.
Una lectura súper-recomendable para pasar un buen rato en familia.
Hace
unos días, llegó el momento más esperado por lo niños, el poder
volver a la calle y dar un paseo. Por poco ni llega, ya que al
principio solo se les iban a dejar a acompañar a los padres al super
o al estanco.
Por
fin, la libertad. O no sé, si esto se puede llamar la libertad, o
quizás es mejor decir “la nueva normalidad”. Ese último término
me da escalofríos.
El ser humano es un animal social y necesita a
los abrazos, besos, conversaciones y risas. Todo esto por ahora está
prohibido, les explicamos todos los días a los niños en casa que si
te encuentras un amigo en la calle, ni te acerques. Mi hija es muy
cariñosa, a veces repartía abrazos llenos de amor a diestro y
siniestro, y no veas como la cara de alguna abuelita a la que no
conocíamos de nada se iluminaba para el resto del día. Siempre le
reñíamos por estas cosas, pero es que ella es todo hecha de amor y
lo quiere repartir.
Los
niños necesitan tocar cosas, tumbarse en la hierba,
observar los bichitos, jugar con piedras, palos y hojas. El estar en
contacto con la tierra y con los animales es esencial para ellos y
también para los adultos. Vivimos en un piso alto en una torre de 24
plantas. Durante el confinamiento me di cuenta como el estar lejos de
la tierra, me deja sin energía, sin aliento, como si estuviera
colgando de un hilo en una caja de cartón. Cada vez me doy más
cuenta de que necesito tener una casa con terreno, vivir como vivían
nuestros antepasados hasta no hace mucho y tener mi huerta. Suertudos
los que tengan la huerta, porque con lo que nos viene encima, así
por lo menos tendrán algo que llevar a la boca.
Los
niños en casa han podido por fin estar con los padres todo el
tiempo, igual que se ha vivido durante muchos siglos. Ahora nos
pueden ver haciendo tareas de casa y participar en ellas. Se dan
cuenta que la comida no aparece en el plato por arte de magia, que la
casa hay que limpiarla y cuidarla para poder vivir en ella. Muchos
pequeños se pasan días observando como la semilla de la lenteja que
plantaron en el tiesto, está germinando, cómo le salen las hojas. La
verdad que ese ritmo frenético que había antes, no les dejaba ver
como es la vida en realidad, muchos de ellos prácticamente no veían
sus padres durante los días laborables, o estaban todo el día con
los abuelos, los niños mayores en colegio y el resto de la tarde en
las clases extraescolares.
Quizás
sí hacía falta que el mundo nos diga alto y claro: “¡Parad de
una vez!”
A
mi hija no le gusta solo pasear sin propósito y menos con las manos
en los bolsillos. Me está pareciendo estos paseos al patio de una
cárcel. Hemos salido de la celda de aislamiento y ahora nos dejan
pasear en el patio con las manos en la espalda.
Cuando
conté a mi madre que vive en Estonia que ya los niños pueden salir
a la calle, una hora y sin tocar nada, pero no te lo pierdas, los
niños hasta los 14 años, que si tienes 14 y medio, no sales, se
quedó de cuadros. Me parece todo lo que pasa aquí en España muy absurdo y
surrealista.
En
los países nórdicos, como por ejemplo Estonia, la crisis sanitario
no los ha pillado sin preparación. Estonia es el primero de Europa
por el uso de las nuevas tecnologías, no hay trámite que no se
pueda hacer on-line. (Excepto casarse y divorciarse, para esto sí
que hay que personar.)
La
novedad de estudiar desde casa tampoco les ha dejado paralizados, de
hecho este pequeño país que lidera los rankings educativos, está compartiendo gratuitamente su plataforma de
enseñanza digital con la comunidad internacional.
Muchos
padres ya trabajaban parcialmente desde casa antes, así que tampoco
se va a paralizar la economía tanto como en España.
Foto Kaarel Kivisikk
Durante
todo este tiempo, los niños han salido a la calle, a la naturaleza
(que allí hay mucha) y sobre todo hacer deporte al aire libre. Los
adultos también, por supuesto. Todos quieren seguir siendo sanos y
fuertes. Los parques infantiles ya están abiertos, aunque la gente
prefiere ir al campo, al bosque a practicar senderismo por ejemplo.
Espero
que pronto seremos libres de verdad otra vez y que podamos cuidar de
nuestra salud física y mental, para así poder enfrentarnos mejor a
cualquier virus o problema que surja.
Mientras estamos aquí, en casa, he estado pensando en muchas cosas, entre ellas sobre mi infancia. Yo nací en Estonia, un país nórdico, donde hace bastante mal tiempo durante al menos nueve meses al año. Soy hija única y muchas veces tuve que jugar sola en casa, ya que hacía demasiado frío o llovía a mares para poder jugar fuera. Uno de mis pasatiempos favoritos era escuchar cuentos y más adelante leer yo sola. Mis cuentos favoritos los sabía de memoria y me gustaba interpretarlos, ponerle voces, crear un teatro de muñecos, esto sobre todo cuando mi primo venía de visita.
Hoy os quiero hablar de los cuentos favoritos de mi infancia. Solo hablaré de aquellas que sé que se han traducido al castellano.
Otto es un rinoceronte es un libro muy divertido, escrito e ilustrado por el danés Ole Lund Kirkegaard. Está pensado para niños que ya leen solos y les gustan las aventuras. Pero yo lo leí a mi hija de 4 años que se metió de lleno en la historia, aunque tuvimos que hacer paradas a veces para darle más explicaciones y lo leímos en trocitos, ya que este es un libro un poco largo para terminar de un tirón.
Topper es un niño que vive en un edificio de varias plantas, dónde viven unos vecinos un poco raros. Un día Topper encuentra un extraño lápiz que al escribir en la pared, el texto se borra por arte de magia poco después. El niño llama a su amigo Viggo que venga a ver el descubrimiento. En casa pintan un enorme rinoceronte en la pared que por la sorpresa de los niños cobra vida. A partir de allí comienzan a suceder situaciones cómicas e inesperadas y todo el vecindario se ve involucrado a resolver los problemas que causa Otto el rinoceronte.
Un libro que tiene un toque de humor un poco absurdo que hace reír tanto los niños como los mayores, tiene unos diálogos ingeniosos y me encantan sus ilustraciones en blanco negro que combinan perfectamente con el texto.
Sin duda es uno de los libros que recomiendo a cualquier niño que quiere pasarlo muy bien entretenido durante horas.
Pippi calzaslargas, la niña pelirroja más simpática y rebelde del mundo, escrito por mi autora favorita sin duda, Astrid Lindgren. El libro fue publicado por primera vez el 1945 y fue censurado en España durante muchos años.
Muchos niños al leer Pippi han deseado ser tan fuerte, valiente e independiente como ella. Pippi era mi antiheroe favorita y sus aventuras junto con dos niños vecinos de ella, Tommy y Anika, eran de lo más divertidos que recuerdo. Ahora, al analizar la historia, me doy cuenta que Astrid Lindgren creó un personaje revolucionario, una niña libre, alegre e impertinente, se puede decir que feminista de pies a cabeza. Era un libro demasiado “antipedagócio” para su época.
Seguro que conoceréis también la serie de televisión que se rodó en la década de los setenta, cuando por fin Pippi consiguió entrar en las librerías y en la televisión de España.
También me viene el recuerdo del musical basado en el libro Pippi calzaslargas que estuvo en la taquilla de la Opera Nacional de Estonia durante 20 años. Fui a verla tres veces cuando era pequeña y me gustó tanto que al terminar la obra, no quise marcharme, por si Pippi decidiera a volver. Es cierto que Pippi volvió unas 10 veces a saludar al terminar la obra, porque los aplausos no cesaban.
Otro libro genial de la autora sueca Astrid Lidgren es Karlsson del tejado.
Es uno de estos libros que puede leer todo el mundo, incluso los niños. Habla de un chico normal de Estocholmo de una familia corriente. Su vida es un poco aburrida hasta que un día por su ventana se asoma un hombrecillo muy rarito que vive en el tejado y sabe volar. Desde entonces su vida cambia por completo, juntos hacen mil travesuras y pasan muchas aventuras.
Seguro que muchos niños que se sienten un poco solos e incomprendidos se sentirán identificados con el libro y las travesuras que preparan estos dos les harán reír de no parar.
Por último quiero hablar de los libros de Mumín escrito e ilustrado por la autora finlandesa Tove Jansson. Son muchas historias que hablan de una familia de trolls rechonchos, blancos y peludos con grandes hocicos que se parecen un poco a hipopótamos. Sus amigos son unos seres fantásticos y peculiares, algunos diminutos y con mala leche, otros solitarios y soñadores, otros enormes y repelentes.
El primer libro de los Mumín fue escrito en 1945, el personaje lo dibujó la autora en la pared de su cuarto de baño y de ahí fue cobrando más detalles, hasta convertirse a una simpática familia de los trolls. Como dije, hay muchos libros de Mumín, algunos se han traducido también al castellano y tienen la fama mundial.
Por ejemplo, La familia Mumín, Las memorias del papá Mumín, Una noche de San Juan bastante loca, La familia Mumín en invierno. Esa última es la que más asocio con mis recuerdos de la infancia. El invierno nórdico puro y duro, misterioso, un poco tenebroso. Los Mumín son animales que hibernan, pero el pequeño Mumín se despertó y descubrió todo el mundo nuevo para él y conoció seres que nunca había visto antes. Estos libros tienen múltiples capas y tienen mucho que decir también a los adultos. Ya me han entrado ganas de volver a leerlo otra vez.
Basado en los libros de Mumín se creó una serie de dibujos animados Los Moomin que se puede ver en castellano si buscáis en Youtube.
En Finlandia los Mumín son muy queridos, existe un parque temático de los Mumín y se vende todo tipo de merchandising chulo, como tazas, muñequitos y hasta helados con el dibujo de Mumín. Esto por si tienes ganas de viajar y descubrir Finlandia, que sepas que a parte de el mundo de Santa Claus y los renos, hay otras cosas que visitar en este país.
Espero que te haya gustado la selección de historias de mi infancia y si te ha traído recuerdos de algún libro de tu infancia que le tengas especial cariño, cuéntamelo en los comentarios. Compártelo si te ha gustado y no te lo dejes para ti solo ;)
Aquí
seguimos ya dos semanas con el confinamiento, metidos en la cueva con
mi pequeña de 4 años, su padre y yo.
Por
un lado, he descubierto que este mal tiene también su cara
positiva, en forma del tiempo que nos han regalado para estar juntos,
aprender juntos, explorar los límites de nuestra imaginación, de
paciencia, de aceptar las cosas. Mi hija Leire ha sido la que mejor
se lo ha tomado y creo debemos aprender de los niños.
Voy
a nombrar todas las cosas positivas del confinamiento que se me han
ocurrido.
A
los niños les encanta hacer actividades con los papás, posiblemente
no teníamos tanto tiempo para esto cuando iban al cole. Nuestra
rutina diaria consistía en llevarles a las 9 al cole, a las cinco de
la tarde íbamos al parque a jugar, a las siete a casa; tocaba el
baño, ponerse el pijama, jugar un rato mientras preparaba la cena y
después el cuento y a dormir. Ya veis, para jugar juntos,
prácticamente no nos daba tiempo. Ahora podemos prestarle atención
individualizada, cosa que en el colegio, con 25 niños por aula
evidentemente no pueden hacer. Enseguida me doy cuenta cuando hay que
repasar algo, cuando no ha entendido algo y se lo explico y así no
pierde el hilo.
Mi
niña en el cole se siente un poco tímida e insegura hablando y no
le gusta el alboroto. En casa, después de una semana, se le nota un
avance importante en el nivel de habla y se expresa con mucha
seguridad. Bueno, no para de hablar, jiji
Aprendemos
todos los días algo de inglés. En el colegio donde iba antes de
mudarnos, en Navarra, se les hablaba inglés casi todo el día. Y se
notaba. Aquí en Alicante, la verdad que con las dos clases de inglés
a la semana, no noto mucho avance, además de que se ha añadido otra
lengua más, el valenciano, lo cual hace que la niña que ya tenía
que aprender castellano, estonio (la lengua materna que tampoco le
puedo dar mucha caña con todo el babel de idiomas que hay), inglés
y ahora también valenciano, su pobre cabeza tiene un buen lío. Lo
que sí tengo claro que para su futuro, necesita saber bien de inglés
y castellano perfecto tanto hablado como escrito y que me parece que
este trabajo tendré que asegurarlo en casa.
Volviendo
a las actividades en inglés, hacemos actividades acompañando con
canciones, por ejemplo; para lavar los dientes cantamos “This is
the way we brush our teeth”, para recoger los juguetes cantamos
“Clean up, clean up, everybody let's clean up”. Así los pequeños
se asocian la actividad con el vocabulario sin darse cuenta.
Pintamos
objetos y los nombramos en inglés. Buscamos un objeto entre otras
cosas, por ejemplo le digo que busque la estrella entre muchos otros
dibujos y lo apunta con el dedo, hablando en inglés, por supuesto.
Jugamos con el app @Lingokids, me encanta y también le gusta a
Leire. Para ella es un juego, pero está aprendiendo muchas palabras
y canciones y solo llevamos una semana. Probarlo, hay más apps, yo
he descargado este, la versión gratuita y con esto de momento nos
basta.
Para
mantenernos en forma, hacemos yoga en casa. Cada uno a su manera.
Para ella le he puesto vídeos de youtube de Smile and Learn para
hacer posturas de animales y otro vídeo para aprender “saludo al sol” acompañando con una canción, es chulísimo. La
verdad que en un piso pequeño y lleno de cosas, prácticamente no
tenemos sitio para hacer gimnasia, pero de momento nos apañamos
saltando en la cama, saltando a pata coja, haciendo yoga y jugando al
pilla-pilla.
Antes
no tuvimos nada de tiempo para que mi niña participe en las tareas
de casa, para que vea esa parte del día de cuando mamá o papá
están limpiando, preparando la comida, haciendo la colada, etc. A
los niños les encanta sentirse útiles y participar. Ayer me pidió
fregar los platos y se trajo su escalón para llegar al fregadero.
Fue un poco desastre, pero bueno, lo intentó. El otro día hicimos
tortitas, las masa la hizo ella solita y le encantó. Eso de mezclar
cosas a los niños les chifla.
Pero
la vida de los cabernícolas a veces es también desesperante. Parece
que hasta el tiempo se ha puesto en nuestra contra. Aquí en
Alicante, yo no recuerdo que haya habido tantos días de frío y
lluvia seguidos. Ni siquiera hemos podido salir al balcón. Y hay
gente que no tienen ni siquiera un balcón. A veces me pongo a pensar
en todos los niños que no pueden salir a tomar un poco de aire y
moverse y se me encoge el corazón. Siento que se nos han quitado la
libertad. No entiendo que un perro tiene derecho a pasear y un niño
no. Yo soy de Estonia y allí los niños también estudian a
distancia ahora. Les recomiendan actividades al aire libre, por
ejemplo, las clases de ciencias naturales consisten en salir a los
parajes naturales con los padres, actividades deportivas se hacen al
aire libre. Es importante mantenerse fuertes y sanos y tomar todo el
sol que se pueda para tener las defensas altas. ¿Tiene sentido,
verdad?
Y
nosotros todos aquí encerrados, ¿qué pasa con nuestro salud físico
y sobre todo mental? ¿Cuántos meses podemos quedarnos en la cueva
sin volvernos majaras? Nuestras defensas con tanto estrés y miedo
que nos están metiendo con las noticias que nos bombardean a todas
horas, van a caer bajo mínimos.
Siento
por desahogarme así, pero lo necesitaba. Tú también lo necesitas y
quiero que lo hagas en los comentarios, cuéntame cómo lo estáis
llevando, lo bueno y lo malo.